lunes, 21 de febrero de 2011

proyecto baldosas

En el camino de reconstrucción de las huellas de nuestros desaparecidos, el sábado 11 de diciembre, en un emocionado encuentro, colocamos la baldosa recordatoria en la casa donde viviera Ernesto Rivera, en el Barrio Marítimo de Berazategui.
En el camino de reconstrucción de las huellas de nuestros desaparecidos, el sábado 11 de diciembre, en un emocionado encuentro, colocamos la baldosa recordatoria en la casa donde viviera Ernesto Rivera, en el Barrio Marítimo de Berazategui.

ERNESTO RIVERA

Ernesto nació el 7 de mayo de 1954 en el Hospital Cosme Argerich, en el barrio de La Boca; allí transcurrió su infancia rodeado del amor, la ternura y la protección de su familia. Fue un destacado alumno en la escuela primaria, y mostró su enorme capacidad al entrar al Nacional Buenos Aires luego de un exigente examen. En ese colegio cursó sólo primer y segundo año, ya que la personalidad libre y un tanto bohemia de Ernesto no fueron compatibles con la rigurosidad del establecimiento, entonces, luego de un año de indecisiones, él mismo buscó otro colegio, anotándose en el Nacional Manuel Belgrano ubicado en Palermo. Allí, mientras completaba sus estudios secundarios, comenzó a participar en el Centro de Estudiantes y a militar en la U.E.S. (Unión de Estudiantes Secundarios). En 1971 toda la familia se mudó de La Boca a Barrio Marítimo (Berazategui). Entre 1971 y principios de 1976 Ernesto concluyó sus estudios secundarios, comenzó la carrera de Psicología en la U.B.A., profundizó su militancia participando de la J.U.P. e hizo la conscripción (por entonces obligatoria) sin abandonar su participación política ni su compromiso social, a pesar de los riesgos que se corrían. Este loco lindo, brillante, ingenioso, reflexivo, amante de la música, de ia pintura, de la literatura, inventor de caricaturas y poeta, necesitó comprometerse con la realidad histórica de su tiempo y de su pueblo. Enamorado de la libertad y de la justicia, pagó caro perseguir semejantes ideales: fue desaparecido el 23 de julio de 1976. Querido Ernestito, Conejo, Huinca (como te llamaban tus compañeros), sólo quiero decirte que los viejos y yo te necesitamos, te extrañamos, y fantaseamos que en cualquier momento vas a llegar a casa con tu pelo largo y alborotado, tu sonrisa limpia y transparente, tus chistes y tu ingenio. Que la memoria no nos traicione, no olvidemos a Ernesto ni a los 30.000 compañeros desaparecidos; que sus sueños tomen vida en nosotros. (Silvia Rivera)

No hay comentarios:

Publicar un comentario